Una vez leí el concepto de "chupete electrónico", padres y madres usan el celular o tablet para calmar a los hijos y así ellos tener más tiempo para hacer otras cosas. Y es que nadie tiene tiempo, pero es preocupante que ya se empiecen a ver las consecuencias de las pantallas constantes en niños, como problemas en el habla. Creo que va a ser un problema más profundo en el futuro si no se empieza a tomar conciencia. Si a los adultos las redes ya nos están disminuyendo la concentración y atención, me imagino en los niños.
Totalmente, Camila. Esa idea de usar un dispositivo móvil para "calmarlos" promueve, desde que son muy chicos, un uso y una relación con estas tecnologías que los perjudican en un montón de aspectos, desde el desarrollo del habla, hasta la visión, la postura e incluso ansiedad, entre muchos otros. Para colmo, cuando esos chicos son más grandes, los adultos reclaman eso. Se les dice "no estés todo el tiempo con el celular", cuando lo que ellos vieron desde niños es que sus adultos referentes se comportaban de esa manera, fueron el ejemplo del que aprendieron. Por eso la toma de conciencia es central no solo para esos chicos sino para que las personas adultas cambien su relación con estas tecnologías hacia un comportamiento más sano.
Había un juego que me estimulaba mucho de chico. Consistía en juntar 4 o 5 sillas, generalmente en casa de mi abuela porque tenían un respaldo muy alto, y tiraba una sábana por arriba creando una especie de gran carpa que me aislaba del mundo exterior. La sensación de jugar ahí dentro, aún con 25 años, la puedo sentir.
Comparto fuertemente el argumento sobre los tiempos. Un adulto sin tiempo tiene menos espacio para promover el juego en las infancias que tenga a cargo. Como también tiene menos fuerza para crear dinámicas distintas que no sean la entrega indiscriminada del celu-chupete al niño. Creo que nuestro Estado debería dar cuenta de esta problemática y generar/impulsar formas y modos que ayuden a salir de esta espiral en la que tanto los grandes como los peques nos vemos prejudicados..
Me encanta tu recuerdo del juego de la carpa! Yo también armaba esos espacios que parecía que uno se aislaba de la realidad. Mundos mágicos. El tema de la falta de tiempo en la vida adulta es una combinación de diversos factores y definitivamente la salida no es individual sino colectiva. El Estado bien podría jugar un rol importante en lo que tiene que ver con la situación laboral y económica que lleva a las familias a necesitar varios trabajos para llegar a fin de mes, lo que quita tiempo para dedicarse a la familia. Pero supongo que no se reduce sólo a eso. Hay también adultxs que dan los "celu-chupete" también en otros contextos, muchas veces porque no lo identifican como algo perjudicial. Ahí es importante concientizar sobre esa problemática, como bien decís. Como siempre, es complejo, pero no por eso podemos resignarnos, ¿no?
Claro que no! Resignarse no es una alternativa. También le toca a mi generación un momento dónde parece no verse la luz al final del túnel, digo, proyectar parece un imposible. Lo que milito en mis entornos es que justamente, esa imposibilidad es una oportunidad para pensar nuevas formas de proyectar, distintas a las que conocemos por nuestros padres, madres y abuelos. Lo que si, mantener la guardia alta en estos momentos es todo un desafío!
Es un tema del que vengo hablando mucho con amigues mapadres. Cuando yo era chica, hace 35 años atrás (tengo 42), no había programación de TV por la mañana ni tantos dispositivos, o programas para chicxs para mirar. Salías a la calle, a jugar con otros. Hoy, creo que se perdió hasta el concepto de vecinx... ya la gente no se sienta en la calle a charlar. Se nota mucho, sobre todo en las infancias.
Es cierto que hay una mayor desconexión con lxs vecinxs en las grandes ciudades, incluso a pesar de que se abuse tanto de ese concepto desde las campañas de comunicación política. En mi barrio, en la zona oeste del conurbano, hay un poco de diálogo todavía y algunxs vecinxs hasta generan actividades en la calle y veredas, para volver a habitar los espacios públicos en comunidad. La iniciativa de #unmatenlavereda (que organiza unos conocidos) es un ejemplo de esto https://www.instagram.com/p/C-abpZeg374/?igsh=MWYwcXk2aG1pNjEybQ== Hay que recuperar esos espacios
Tremendo tema. En respuesta a tu pregunta, creo que nuestra generación ('86) creció en el medio de los juegos clásicos (ya muy golpeados en grandes ciudades por los cambios urbanísticos en detrimento del espacio público compartido) y los nuevos ("el family"). Así que diría que había un intermedio bastante interesante, con lo mejor (¿y lo peor?) de los dos mundos.
Me gusta eso de "lo mejor y lo peor de los dos mundos". Coincido con esa mirada. En algún punto, creo que tuvimos un equilibrio que ahora no predomina y que cuesta más generarlo.
Una vez leí el concepto de "chupete electrónico", padres y madres usan el celular o tablet para calmar a los hijos y así ellos tener más tiempo para hacer otras cosas. Y es que nadie tiene tiempo, pero es preocupante que ya se empiecen a ver las consecuencias de las pantallas constantes en niños, como problemas en el habla. Creo que va a ser un problema más profundo en el futuro si no se empieza a tomar conciencia. Si a los adultos las redes ya nos están disminuyendo la concentración y atención, me imagino en los niños.
Totalmente, Camila. Esa idea de usar un dispositivo móvil para "calmarlos" promueve, desde que son muy chicos, un uso y una relación con estas tecnologías que los perjudican en un montón de aspectos, desde el desarrollo del habla, hasta la visión, la postura e incluso ansiedad, entre muchos otros. Para colmo, cuando esos chicos son más grandes, los adultos reclaman eso. Se les dice "no estés todo el tiempo con el celular", cuando lo que ellos vieron desde niños es que sus adultos referentes se comportaban de esa manera, fueron el ejemplo del que aprendieron. Por eso la toma de conciencia es central no solo para esos chicos sino para que las personas adultas cambien su relación con estas tecnologías hacia un comportamiento más sano.
Había un juego que me estimulaba mucho de chico. Consistía en juntar 4 o 5 sillas, generalmente en casa de mi abuela porque tenían un respaldo muy alto, y tiraba una sábana por arriba creando una especie de gran carpa que me aislaba del mundo exterior. La sensación de jugar ahí dentro, aún con 25 años, la puedo sentir.
Comparto fuertemente el argumento sobre los tiempos. Un adulto sin tiempo tiene menos espacio para promover el juego en las infancias que tenga a cargo. Como también tiene menos fuerza para crear dinámicas distintas que no sean la entrega indiscriminada del celu-chupete al niño. Creo que nuestro Estado debería dar cuenta de esta problemática y generar/impulsar formas y modos que ayuden a salir de esta espiral en la que tanto los grandes como los peques nos vemos prejudicados..
Me encanta tu recuerdo del juego de la carpa! Yo también armaba esos espacios que parecía que uno se aislaba de la realidad. Mundos mágicos. El tema de la falta de tiempo en la vida adulta es una combinación de diversos factores y definitivamente la salida no es individual sino colectiva. El Estado bien podría jugar un rol importante en lo que tiene que ver con la situación laboral y económica que lleva a las familias a necesitar varios trabajos para llegar a fin de mes, lo que quita tiempo para dedicarse a la familia. Pero supongo que no se reduce sólo a eso. Hay también adultxs que dan los "celu-chupete" también en otros contextos, muchas veces porque no lo identifican como algo perjudicial. Ahí es importante concientizar sobre esa problemática, como bien decís. Como siempre, es complejo, pero no por eso podemos resignarnos, ¿no?
Claro que no! Resignarse no es una alternativa. También le toca a mi generación un momento dónde parece no verse la luz al final del túnel, digo, proyectar parece un imposible. Lo que milito en mis entornos es que justamente, esa imposibilidad es una oportunidad para pensar nuevas formas de proyectar, distintas a las que conocemos por nuestros padres, madres y abuelos. Lo que si, mantener la guardia alta en estos momentos es todo un desafío!
Es un tema del que vengo hablando mucho con amigues mapadres. Cuando yo era chica, hace 35 años atrás (tengo 42), no había programación de TV por la mañana ni tantos dispositivos, o programas para chicxs para mirar. Salías a la calle, a jugar con otros. Hoy, creo que se perdió hasta el concepto de vecinx... ya la gente no se sienta en la calle a charlar. Se nota mucho, sobre todo en las infancias.
Es cierto que hay una mayor desconexión con lxs vecinxs en las grandes ciudades, incluso a pesar de que se abuse tanto de ese concepto desde las campañas de comunicación política. En mi barrio, en la zona oeste del conurbano, hay un poco de diálogo todavía y algunxs vecinxs hasta generan actividades en la calle y veredas, para volver a habitar los espacios públicos en comunidad. La iniciativa de #unmatenlavereda (que organiza unos conocidos) es un ejemplo de esto https://www.instagram.com/p/C-abpZeg374/?igsh=MWYwcXk2aG1pNjEybQ== Hay que recuperar esos espacios
Tremendo tema. En respuesta a tu pregunta, creo que nuestra generación ('86) creció en el medio de los juegos clásicos (ya muy golpeados en grandes ciudades por los cambios urbanísticos en detrimento del espacio público compartido) y los nuevos ("el family"). Así que diría que había un intermedio bastante interesante, con lo mejor (¿y lo peor?) de los dos mundos.
Me gusta eso de "lo mejor y lo peor de los dos mundos". Coincido con esa mirada. En algún punto, creo que tuvimos un equilibrio que ahora no predomina y que cuesta más generarlo.